miércoles, 27 de octubre de 2010

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Demasiado perfecta para llamarte mujer
La expresión de divinidad la encuentro en tu cuerpo, el mejor ejemplo de perfección se manifiesta cuando de tu rostro nace una sonrisa, aquella impresión que mis sentidos conquista haciendo creíble el paraíso hasta para el más radical ateo.
Siempre para mi eres lo primero, aunque falte el dinero te quiero, yo sin oro ni plata te espero, hasta el atardecer. Tu serás la calma y el consuelo, y el aire que me falta algunas veces, agua del arroyo blanco, agua para saciar mi sed.
Te susurraré mil veces al oído, que jamás buscaré nada fuera de ti, jamás besare como te beso a ti, creeme…Creeme porque es tan cierto lo que digo, como lo es el sentimiento de un suspiro, como el frio que siente tu piel, sin abrigos, sin besos, sin sed

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